Sunday, November 20, 2011

Esperando la Primavera

El 9 de noviembre fue el cumpleaños número 44 de mi prima Carmen. Ese día la encontró en la cama de un hospital defendiéndose de la muerte con uñas y dientes.
Nunca nadie se lo había imaginado posible, pero ahí estaba ella, con un solo deseo: vivir y poder volver a su casa, a sus hijos y su esposo. Y ahí estaba yo, a miles de kilómetros de distancia, deseando poder estar con ella.

Son en momentos como éstos cuando te invaden recuerdos tan viejos que ya se te había olvidado que existían. Sentimientos de pertenencia y cariño que la distancia y el tiempo habían desteñido.

Carmen era la estudiosa. Crecimos en ciudades lejanas (ella en Iquique), pero vino a Santiago a estudiar Derecho. Vivió con nosotros ese primer año. Fue mi compañera de pieza. Lo más cercano que tuve a una hermana grande.

Recuerdo haberla ayudado a estudiar. Siempre se quedaba estudiando hasta tarde. Una vez, años después de haberse recibido de abogado, me dijo que siempre se sentía mal por tener la luz prendida mientras yo dormía. No recuerdo que me haya molestado.

Su mamá, la tía Delia, de vez en cuando le mandaba tremendas encomiendas con cosas de la zofri. Me encantaba verla abrirlas. Ella había crecido en el desierto, y ahora vivía en un lugar mas frío y donde el clima se atrevía a hacer lluvia. Pasaba con frío. Tenía sábanas de franela (de la zofri por supuesto). Yo nunca había ni siquiera visto sábanas de franela; me parecían sofocantes. A ella le encantaban.

Se casó con un buen hombre de la marina, así que le toco cambiarse mucho de casa. Hasta vivieron en Punta Arenas. Me imagino que necesitó de mucho mas que sábanas de franela para pasar ese frío.

Fue profesora en una universidad, pero pronto dejó su carrera de derecho para dedicarse a criar a sus hijitos, decisión poco común en Chile. ¿Será que sentía que su tiempo con ellos sería limitado?

Con todas sus mudanzas y conmigo fuera del país, perdimos contacto. Una nota al márgen: perder contacto con un ser querido parece ser algo fácil de permitir que ocurra, pero es algo que siempre me ha pasado la cuenta. Algo en qué pensar.

Ella ya se fué. Viví cada segundo de esos últimos días pensando en ella. Mis pensamientos y mi corazón estaban en esa sala de hospital. Sentía su angustia que me perforaba el alma. Pero hay algo que ofrece esperanza:

Alma 40:11-12
11...he aquí, un ángel me ha hecho saber que los espíritus de todos los hombres, en cuanto se separan de este cuerpo mortal, si, los espíritus de todos los hombres, sean buenos o malos, son llevados de regreso a ese Dios que les dió la vida.
12 Y sucederá que los espíritus de los que son justos serán recibidos en un estado de felicidad que se llama paraíso: un estado de paz, donde descansarán de todas sus aflicciones, y de todo cuidado y pena.

Carmen no quería irse. Yo no quería que se fuera, pero Dios tiene planes que no siempre podemos entender . He aprendido que nuestras vidas están en sus manos, y lo antes que uno lo comprenda, mejor.
Dios nos provee de todo lo necesario para sobrellevar nuestros desafíos, ganar la vida eterna y poder estar con nuestras familias nuevamente. Gracias a su hijo Jesucristo podremos vivir de nuevo en felicidad.

Mosíah 16:8
Mas hay una resurrección; por tanto, no hay victoria para el sepulcro, y el aguijón de la muerte es consumido en Cristo.

Moroni 7:41
¿Y qué es lo que habéis de esperar? He aquí, os digo que debéis tener esperanza, por medio de la expiación de Cristo y el poder de su resurrección, en que seréis resucitados a vida eterna, y esto por causa de vuestra fé en él, de acuerdo con la promesa.

El evangelio de Jesucristo le da esperanza y paz a mi corazón. Espero que haga lo mismo por tí cuando te veas enfrentado con el dolor.

El día del funeral de Carmen planté cientos de bulbos en mi antejardín. Lo hice porque cada primavera deseo haberlo hecho el otoño anterior para poder disfrutar la belleza de las flores.

Resultó ser el tributo perfecto para mi admirable prima. Trabajé mucho todo ese día, y al final no había ninguna evidencia de mi esfuerzo. Como si no hubiera hecho nada.

No puedo ver esos bulbos ahora, estarán descansando todo el invierno y no los voy a a poder ver hasta que llegue la primavera. Pero espera no más y mi jardin va a estar lleno de narcisos, tulipanes, hortencias, y muchas otras flores. Van a ser hermosas.

También lo será Carmen. También lo seremos todos nosotros.

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